Érase una vez un pueblo en fiestas. Había una gran competición para los jóvenes de la comarca. El objetivo era escalar a la vista de todos a lo alto de la gran torre del antiguo ayuntamiento y retirar un ramo de flores del extremo de la veleta.Una vibrante multitud aguardaba y gritaba.Comenzó el concurso. Muchos de entre la multitud comenzaron a decir: "¡Qué pena! ¡Esos muchachos no lo van a conseguir! ¡Imposible!" Poco a poco la multitud fué enmudeciendo. No creían que los muchachos podrían escalar hasta el final de la torre ; incluso algunos comenzaron a gritar a los competidores "Bajad!¡No seais locos!¡Es imposible!.
Algunos muchachos al escuchar a la gente,comenzaron a desistir. Sólo tres continuaban. "¡Es imposible!¡Muy peligroso! ¡No lo vais a conseguir!", seguía gritando la mayoría de la gente. Y el que no gritaba, callaba. Dos de los jóvenes se detubieron y se retiraron. Descendieron. Sólo que daba uno que, a pesar de los gritos desalentadores, persistía y continuaba subiendo, mirando el ramo de flores. "¡ imposible, imposible!", se oía. Pero el muchacho seguía, cada vez con más fuerza, hasta que llegó a la veleta y se hizo con el ramo de flores de la victoria. Una vez abajo le preguntaron cómo lo había conseguido. Entonces descubrieron que, ¡ era sordo!.
Se lo dedico a María Vázquez, por haber conseguido muchos ramos de flores.
Hola, navegando, navegando...he encontrado tu blog y me gusta mucho la sencillez y la ternura con la que escribes. Por favor no dejes de hacerlo.
ResponderEliminarEsta historia que acabas de contar da mucho que pensar.
Gracias. Saludos.