IMPRESIONES DE UNA TORTOGA

TODOS VIVIMOS BAJO EL MISMO CIELO, PERO NO TODOS , TENEMOS EL MISMO HORIZONTE

martes, 1 de diciembre de 2009

ESPERAR

Era el único superviviente de un naufragio. Había sido arrojado por las olas a una pequeña isla deshavitada. Fervorosamente rezaba y pedía a Dios que viniera a ayudarlo. Todos los día oteaba el horizonte a la espera de ser socorrido, pero no acababa de llegar ayuda alguna. Se las había arreglado como pudo para hacerse una pequeña cabaña a fín de protegerse de los elementos. Pero un buén día, tras salir para buscar algo para comer, volvió a su pequeña cabaña y la encontró en llamas. El humo se alzaba a las alturas. Había sucedido lo peor: todo estaba perdido. Petrificado, gritó en medio de su ira y su dolor: "Dios mío, ¿ cómo has podido hacerme esto a mí ?". Muy temprano, al día siguiente lo despertó el sonido de un barco que se acercaba a la isla. Habían llegado a salvarlo. "¿Cómo han sabido que yo estaba aquí?", preguntó. "Vimos las señales de humo que nos hizo", replicaron.

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