IMPRESIONES DE UNA TORTOGA

TODOS VIVIMOS BAJO EL MISMO CIELO, PERO NO TODOS , TENEMOS EL MISMO HORIZONTE

sábado, 23 de octubre de 2010

¡LAS COSAS DE DANIEL!



El rotulador, encima de mi cama. Una pelota, dentro del ropero.
El desodorante del abuelo, debajo del sillón. Con mi cepillo de dientes, matando moscas.
El osito (con el que nunca juega), dentro de la despensa.
Una pinza de la ropa, dentro del video. Una "pipa" (chupete), debajo de la cama, su escondite favorito.
¡LAS COSAS DE DANIEL!

miércoles, 20 de octubre de 2010

LA CASA DE MIS SUEÑOS

En la casa de mis sueños, hay un estanque, un estanque pequeño, casi natural, de agua de lluvia.
Con salidero, por donde corre el agua para regar los árboles, mis árboles.
En el estanque hay peces de colores, nenúfares, juncos y tortugas, también anidan algunos patos de vez en cuando.
En una de las esquinas hay un sauce llorón donde, recostando mi espalda, me paso horas leyendo, mirando y reflexionando.
El sauce me trae muchos recuerdos agradables de mi adolescencia, por ejemplo, me recuerda , cuando mi amiga Angelita y yo nos bañábamos en la rivera (afluente del Chanza). La rivera no era muy profunda, pero de vez en cuando tenía unos agujeros de considerable extensión y profundidad, tenía unas enormes piedras (riscos, para nosotras) desde las cuales nos tirábamos a lo hondo y ....¡teníamos que salir!, así aprendimos a nadar, como los perros, pero aprendimos.
Pasamos más de un apuro, pero conseguimos flotar, entre ranas, pececillos y gaitanas (culebras de agua) mientras pululaban entre las adelfas rosas, las libélulas, los tábanos y las mariposas, amén de otros insectos típicos del lugar y la estación.
El otro recuerdo es, cuando, en los días de matanza, nos mandaban a lavar las tripas de los cerdos, para hacer los chorizos y las morcillas. Nos daban un palito para que nos ayudáramos a darle la vuelta a las tripas y así quedaran bastante limpias por dentro. Esto era divertido, pero.....en invierno y con el agua de la ribera, literalmente, helada, la verdad es que, era un poco "molesto", pero era una novedad y las novedades las acogíamos, siempre con gran regocijo.
Veo, reflejada mi imagen, en las tranquilas aguas del estanque y no me reconozco. Ya no veo a la niña del flequillo cuadrado y el pelo largo, abundante y negro. ¡Algo ha cambiado!, me puedo mirar sin complejos, desaparecieron a lo largo de los años, los fuí olvidando por los caminos tortuosos de la vida. Los fuí dejando como lastre, detrás de mí, porque con los complejos se hace muy dificil caminar, se adhieren a la piel y pesan.
Para todo hay un momento, un tiempo, un espacio y el de los complejos, caducó con la edad.
El ruido acompasado del agua, me relaja y me hace llegar a la ensoñación, transportándome a un lugar donde reina el respeto, la confianza, la lucha, el aprendizaje interior, la esperanza.
Donde, lo importante no es la vasija, síno el hueco de la vasija, el cual, podemos llenar de ¡tantas cosas!.
El sonido de las hojas, mecidas por el viento, me adormecen, como si la Naturaleza me susurrara una bella canción de cuna.
Y así.....paso las horas en La Casa de mis Sueños.