IMPRESIONES DE UNA TORTOGA

TODOS VIVIMOS BAJO EL MISMO CIELO, PERO NO TODOS , TENEMOS EL MISMO HORIZONTE

viernes, 3 de septiembre de 2010

LA TORTUGA EN SU HÁBITAD

Primer día de piscina, llego acelerada, porque voy corriendo y cuesta arriba, justo cuando me disponía a irme, llegó una visita (la Ley de Murphy, ya sabeis) casi la dejo con la palabra en la boca, al volver la esquina, la furgoneta de la fruta, me paro a comprar, dejo las cosas en casa de una vecina para no volverme y reanudo, de nuevo, la marcha hacia la piscina. Ya no hay quien me pare, sigo, acelerada, porque el tiempo corre y ¡por fin, llego!, el vestuario recien pintado, muy limpio, pero vacío, sin embargo, a lo lejos escucho que yá están dentro. Me cambio rapidamente (el bañador lo llevo puesto), enfilo el pasillo y ¡allí estan!, después de tres meses sin ver a las compañeras (en junio no pude ir) me dá alegría verlas, pero ver la piscina......Me ducho y me meto, despacito, bajando los escalones como si se tratara del Baño de la Sultana, me saludan y quieran que me incorpore de inmediato a los ejercicios, no puedo, necesito tiempo, el agua está un poquito demasiado caliente para mi gusto, pero la sensación es extraordinaria. Hay nuevo monitor y algunas compañeras, no importa, me incorporo a los ejercicios.
Terminamos los ejercicios de calentamiento y nos vamos a la piscina grande, la de agua salada, la piscina, piscina, por así decirlo y la sensación es.....¡sublime!. Me siento más tortuga que nunca, la temperatura del agua, más frequita, comienzo a nadar y nadar hasta quedar exhausta, pido permiso al monitor para no coger el "churro"(es lo que ayuda a mantenerse en el agua a las personas que no saben nadar) y me paso el tiempo haciendo los ejercicios sin él. Muy cansada, me dejo caer sobre el borde y me dice el monitor_¿estas bién? _¡sí, pero muy cansada!_si es, que lo has cogido con demasiadas ganas _¡llevo todo el verano deseando de darme un baño, no he podido ir a la playa y hoy es FIESTA para mí!. Gracias, Señor, por este privilegio.

jueves, 2 de septiembre de 2010

SÓLA EN EL PARAISO

Érase una niña tímida y arisca, a consecuencia de la educación que le daban sus padres .Érase una niña solitaria y, prematuramente nostálgica, como si hubiese vivido muchas vidas y echara de menos momentos felices que nunca exixtieron. No tenía edad para nostalgias.
Aquella niña no tenía miedo, no sentía el miedo como lo sentían otros niños. Sus miedos eran más profundos, más exotéricos, no le rozaba la piel, no le erizaba el bello.
Su casa estaba al final de la calle, era la última casa, la que formaba esquina, la que rozaba el campo. Su habitación terminaba donde comenzaba la oscuridad. En el poblado no había luz eléctrica, las calles eran oscuras y la noche caía a plán, sin luces que amortiguara la caida de la negrura espesa.
Aquella niña oía desde su ventana, cómo aullaban los lobos que se acercaban a su ventana, (raro era el día que, al amanecer no descubrían que se habían comido algún burro). Y fué perdiendo el miedo. Se acostumbró. Tanto le daba si aullaba un lobo, como si aullaba un gato, o ladraba un perro.
La niña sin miedo, se fué haciendo mayor y tomando conciencia de la realidad que la rodeaba.
A pesar de todo, fueron años felices, pero élla se sentía sola sin saber porqué
Quizás.....sentía la nostalgia anticipada de un abandono que la marcaría para toda la vida.
En aquél tiempo y allí mandaba la Iglesia y el Estado, en el Poblado los dos poderes se fundían en las monjas Mercedarias que le organizaban la vida a todos los habitantes del lugar.
El nombre del Poblado es lo de menos, que de puro Mustio se me llegó a olvidar.
La niña, según decían, era una privilegiada, las monjas la tenían como adoptada, con el consentimiento de sus padres.
En el Poblado todos vivían felices, como en Macondo, sin cementerio. Todos tenían y sabían qué hacer. Todos colaboraban (ya se encargaban de éllo, las monjas).
Dividido en dos partes y rodeados de eucaliptus, se componía de un grupo de casas, un colegio de niños y una tienda, el primer grupo y unas 10 casas, más la casa del médico y el dispensario el segundo grupo, Un poco apartado, formando un cuadro, se encontraba la casa del cura y el bar, en el otro lado (frente) el cine-teatro. Presidiendo el cuadrado: la Iglesia.
En la entrada principal del Poblado, un lugar escogido a conciencia. ¡el convento!.
Muy bonito, se componía de un taller de costura, donde todas las jóvenes trabajaban confeccionando los uniformes de lo guardas forestales, seguían las habitaciones privadas de las monjas; dícese: clausura. su propio comedor y la cocina. Junto a la cocina un gran salón que servía de juegos, comedor y reuniones. Siguiendo el pasillo un baño y las tres clases de las niñas, terminando el edificio con una capilla-oratorio, donde todas las tardes, obligatoriamente, se rezaba el rosario.
Se encontraba, todo el edificio, rodeado de flores,escalinatas con rosales trepadores, hiedras, madreselvas,lleno de olores y colores, bien cuidado, lleno de vida. Bajando una gran escalera central, se abrían éstas a izquierda y derecha, llegando a dos terrazas-miradores. por donde caían en cascada decenas de variedades de flores, más rosales, madreselvas, buganvillas, etc.. Por la izquierda se bajaba a los columpios, rodeados éstos, de flores de arriates, dando lugar a una explosión de aromas y llenando de color aquél vergel. En el lado derecho, la entrada a la gran explanada, donde se hacían toda clase de actividades, desde cantar el cara al sol, todas las mañanas, hasta jugar a balón- mano, pasando por hacer teatros y toda clase de juegos.
En aquél "paraiso" dejaron un día, sola, al cuidado de las monjas , a la niña sin miedo exterior, un privilegio, decían. A las cinco de la tarde (hora mítica por excelencia) todas las niñas se íban a merendar a sus casas, con sus padres, pero élla cogía su pan con chocolate y se íba a los columpios, aquél lugar de ensueño, mirando hasta donde le permitían las jaras y los pinos intentando encontrar la explicación de porqué se fueron sus padres y la dejaron tan sola.
¡Siendo una "privilegiada" en aquél "paraiso"!

martes, 31 de agosto de 2010

LA LEY DE MURPHY

La Ley de Murphy, la dichosa Ley de Murphy, que, por lo visto, ní es una ley, ní es de Murphy, pero es una puñetera regla que bién podrían ser los 10 Mandamientos. Por la religiosidad con que se cumple.
Según dicen; el que la tostada caiga por el lado de la mantequilla, ciéntificamente , está demostrado, que depende de la altura de la que caiga y del peso de la mantequilla, pero todo lo demás......


Si busco leche fría....¡ se ha terminado!
Si voy a la farmacia, justo la medicina que necesito....¡ hasta la tarde no llega!
Si me levanto temprano para adelantar la faena.....¡¡avería! no hay agua!
Si me pongo al ordenador....¡se fué internet!
Si me voy a duchar y estoy sola.....¡se acabó el gas!
Si me voy a lavar el pelo, cuando tengo el pelo mojado......¡no queda champút
Si espero una llamada, aburrida de esperar, me ducho y en cuanto empiezo.....¡rinnn!
Si tengo prisa, por la mañana, pongo la cafetera, pero.....¡no le eché el café!
Si me siento en una cafetería, la mesa coja.....¡la mía!
Si estoy viendo una serie de televisión, el último capítulo.....¡no lo puedo ver!
Si estoy viendo una película, justo al final......¡no puedo ver el desenlace!
Si abro las pastillas....¡ahí está el dichoso prospecto!
Si esperas el autobús y no viene.....¡enciende un cigarro! (si fumas)
Si me gustan unos zapatos.....¡justo de ése modelo, no quedan de mi número!
Si me pongo a comer: mi bandejita, mi cervecita, mi tele,etc., al primer bocado......¡el teléfono o la puerta!.

No sé si hay una ley que diga lo contrario, pero mi madre dice que,"lo que está de Dios, no falta". Y con ése consuelo me quedo. Esperando que si "lo que tiene que salir mal, saldrá mal", también...."lo que tiene que salir bién, saldrá bién".