No sé si es por la entrada de Naranjito sobre el amigo Antonio, porque todo el mundo anda como si se le cayeran los ánimos como las hojas de la época y "mál de muchos consuelo de tontos", o porque el vaso se llenó de tal manera que he tenido que comenzar otro y mientras se llena y no.....Lo cierto es que, entre unos sobrecitos que estoy tomando para la circulación y la ausencia del calor, hoy me he levantado con más energía. En mi camino hacia la piscina, ya no miraba tanto al suelo, como éstos días atrás, íba erguida, no arrastraba los piés como un animal herido, me sentía feliz con el aire fresquito dándome en la cara.
Pensando en las cosas buenas, que tengo, que no son pocas, he intentado ponerlas, mentalmente, en una balanza, junto con las malas y hoy pesaban más las buenas.
Yo, soy depresiva (que no deprimente) por naturaleza y a todo lo malo que me ha pasado le he sacado más partido que a lo bueno, por éso parece que sólo me pasaron catrástrofes, pero, en realidad, no ha sido así. Ha habido de todo, pero mis recuerdos son traumáticos en su mayoría, porque he tenido que aprender a ver las cosas en colores. Me he quitado las depresiones con la ayuda de meditar, pensar, escuchar y leer. Un poquito de Cohello, otro poquito de Bucay, Anthoni de Mello, Rojas Marcos , Bernabé Tierno, Osso, etc. me ayudaron a que aprendiera a quererme y a valorarme, a quitarme culpas y desechar traumas, a perdonar y perdonarme.
Hay un libro, que fué, el de todos y he leido muchos, el que me hizo cambiar mi forma de ver la vida:"El monje que vendió su Ferrari" de Robin S. Sharma (círculo de Lectores). Hay un antes y un después, a partir de ahí al rompecabezas de mi mente comenzaron a encajarle las piezas.
Pero tengo recaidas, cómo los alcoholicos, los drogadictos, porque a la depresión te haces adicta y las adicciones como dice Luisma (Aida- tele 5) "lo malo no es tener adicciones, síno ¿cómo te las quitas?, así, de vez en cuando, vomito bulímicamente rabias y penas contenidas.
Cuando entré en la piscina me metí hasta el fondo y en el agua tibia, me sentí como feto en el líquido amniótico y le dí gracias a Dios y le dije: ¡¡Señor, ayer me quería morir y hoy.......¡no quiero que me abortes¡¡.
P.D.Ésto lo debí haber escrito ayer, pero no tuve tiempo.
Os deseo ¡BUÉN FÍN DE SEMANA!