Con salidero, por donde corre el agua para regar los árboles, mis árboles.
En el estanque hay peces de colores, nenúfares, juncos y tortugas, también anidan algunos patos de vez en cuando.
En una de las esquinas hay un sauce llorón donde, recostando mi espalda, me paso horas leyendo, mirando y reflexionando.
El sauce me trae muchos recuerdos agradables de mi adolescencia, por ejemplo, me recuerda , cuando mi amiga Angelita y yo nos bañábamos en la rivera (afluente del Chanza). La rivera no era muy profunda, pero de vez en cuando tenía unos agujeros de considerable extensión y profundidad, tenía unas enormes piedras (riscos, para nosotras) desde las cuales nos tirábamos a lo hondo y ....¡teníamos que salir!, así aprendimos a nadar, como los perros, pero aprendimos.
Pasamos más de un apuro, pero conseguimos flotar, entre ranas, pececillos y gaitanas (culebras de agua) mientras pululaban entre las adelfas rosas, las libélulas, los tábanos y las mariposas, amén de otros insectos típicos del lugar y la estación.
El otro recuerdo es, cuando, en los días de matanza, nos mandaban a lavar las tripas de los cerdos, para hacer los chorizos y las morcillas. Nos daban un palito para que nos ayudáramos a darle la vuelta a las tripas y así quedaran bastante limpias por dentro. Esto era divertido, pero.....en invierno y con el agua de la ribera, literalmente, helada, la verdad es que, era un poco "molesto", pero era una novedad y las novedades las acogíamos, siempre con gran regocijo.
Veo, reflejada mi imagen, en las tranquilas aguas del estanque y no me reconozco. Ya no veo a la niña del flequillo cuadrado y el pelo largo, abundante y negro. ¡Algo ha cambiado!, me puedo mirar sin complejos, desaparecieron a lo largo de los años, los fuí olvidando por los caminos tortuosos de la vida. Los fuí dejando como lastre, detrás de mí, porque con los complejos se hace muy dificil caminar, se adhieren a la piel y pesan.
Para todo hay un momento, un tiempo, un espacio y el de los complejos, caducó con la edad.
El ruido acompasado del agua, me relaja y me hace llegar a la ensoñación, transportándome a un lugar donde reina el respeto, la confianza, la lucha, el aprendizaje interior, la esperanza.
Donde, lo importante no es la vasija, síno el hueco de la vasija, el cual, podemos llenar de ¡tantas cosas!.
El sonido de las hojas, mecidas por el viento, me adormecen, como si la Naturaleza me susurrara una bella canción de cuna.
Y así.....paso las horas en La Casa de mis Sueños.
Que lujo de casa Tortuguita.¿me la alquilas un fin de semana?.Un entorno asi invita a soñar.Un abrazo
ResponderEliminarHermoso tu relato querida Tortuga.
ResponderEliminarImagino muy nítidamente tu nuevo reflejo, libre y soñador.
Hay veces en que el agua y una casa es todo lo que se necesita para cambiar la vida.
Abrazos y besos desde Copenhague donde esta madrugada la sirenita también se refleja en las olas del Mar Báltico,
Ian.
Un lugar asi, que remueva tan tiernos recuerdos, es un sueño para muchos de nosotros.
ResponderEliminarSi me hace un hueco junto al sauce me quedo alli para los restos oyendo correr el agua.
Besos Tortuga.
Gracias por compartir la Casa de tus sueños y esos recuerdos entrañables de tu infancia. Me han hecho recordar algunos de los mios, ya semiolvidados como los primeros y miedosos baños, a la vez desafiadores en el pantano del pueblo cuando iba con mi madre a lavar la ropa en sus orillas. Esas tripas de cerdo que había que lavar rompiendo el agua congelada de la superficie del rio. A veces tengo la sensación de haber vivido mil años por lo mucho que han cambiado las cosas. Menos mal que siempre nos queda la Casa de tus sueños para volver a ellos.
ResponderEliminarMagnifico relato. Gracias por compartir tus sueños, tu casa y tu infancia con nosotros.
ResponderEliminarMe ha recordado cosas de mi infancia feliz al lado del agua del mar.
Sin duda un paisaje de ensueño
ResponderEliminardonde vivirlo es todo un sueño
gracias por compartirlos con nosotros
pues mi imaginacion dio un paseo por
ese magico estamque...
Un fuerte abrazo besos que tengas
un feliz dia amiga...
Lo importante es que la casa real se vaya pareciendo a la de nuestros sueños.
ResponderEliminarSalu2.
¡Querida tortuguita! Esa mezcla de sueños y recuerdos hace un coctel precioso de emcociones. Es una sensación muy bonita.
ResponderEliminarEs precioso que lo compartas, me imagino la sensación y me encanta. Creo que me voy a tener que instalar muy cerquita.
Besitos.
PACO: en cuanto la termine de construir...¡hecho!
ResponderEliminarIAN: ¡ya estaría tranquilo el Báltico, para dejar que la Sirenita, se reflejara en él!
MAILE: ¡qué bueno sería poner en común nuestros sueños bajo el sauce!
NEURI: es cierto, a veces, parece que no somos de éste siglo y...claro...¡no lo somos!
IGLESIAS: gracias a tí, es todo un placer.
LECTOR: de éso se trata, de soñar juntos.
SUSANA: te espero en mis sueños, donde hace unos meses, yá quedaste instalada.
DYHEGO: se me traspapeló tu respuesta, en el comentario anterior.
ResponderEliminar¡Hela aquí!:estamos en éllo, pero a veces, nos tenemos que construir una en nuestros sueños.
GRACIAS A TOD@S
Hola tortuguita.Yo hablando de poesía en mi blog y tú haciéndola en el tuyo, que preciosidad de entrada nos has regalado, y como se tiene que estar de relajado,de feliz, dejando pasar el tiempo placidamente en tu Casa de los Sueños.Un beso muy grande
ResponderEliminarTRIANA: gracias por tu comentario, me ha llegado al alma.
ResponderEliminarBuscaré el libro que me has aconsejado. Saludos.
Hola cariño , que bonita es la casa de tus sueños , la verdad es que yo tan bien iria , alli ,por favor invitame asoñar contigo , en esa acogedora casa , un beso de pitufita.
ResponderEliminarPD, ya termine el relato de la dama errante te invito a que pases a lerla , cuando tu gustes .
Gracias Pitu, estás invitada a soñar conmigo y no dudes que me paso a terminar de leer tu historia. Saludos.
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