Un estudiante pidió a un maestro sufí que le revelase el quinto nombre de Dios.
_Quien conoce ése nombre es capaz de cambiar el curso de la historia_ comentó.
El maestro le dijo que pasara un día entero a las puertas de la ciudad. El muchacho obedeció, y volvió al día siguiente.
_¿Qué es lo que viste?_ preguntó el maestro.
_Un viejo intentó entrar en la ciudad con un carnero para vender. El guarda le quiso cobrar un impuesto, pero el hombre no tenía dinero.
Entonces el guarda le robó el carnero y lo echó.
Yo pensaba: si supiese el nombre oculto de Dios, podría cambiar esta situación.
_Podrías haber cambiado esa injusticia, pero preferiste soñar con una revelación.
¡Qué tontería!. Pues bien, voy a revelarte el quinto nombre de Dios: actúa a favor del prójimo.
Sólo así podemos cambiar el curso de la historia.
Querida tortuguita me encanta esa entrada, sencillamente una muy buena leccion de humanidad.
ResponderEliminarTe estas volviendo toda una señora escritora y la foto está preciosa. Te felicito tortuguita, porfavor sigue así.
Besitos.
Entrada con moraleja incluida, un saludo.
ResponderEliminarDe la contemplación a la acción.
ResponderEliminarBuena historia.
Un abrazo
Me ha gustado mucho tu relato, buscamos a Dios por muchos sitios, esperamos que alguien o algo nos lo muestre y no miramos dentro de nosotros mismos que es donde lo encontraremos.
ResponderEliminarInteresante relato sobre el 5º nombre de Dios.
ResponderEliminarUn saludo
Me recuerda mucho a las historias terapeúticas que le contaba un doctor argentino a su paciente; ahora no me acuerdo del nombre del libro -fíjate- eres toda un artista del relato. Besos
ResponderEliminarQué difícil suena el quinto nombre de Dios.
ResponderEliminarYo diría que no existe.
Preciosa entrada.
Querda tortuga, cada vez que entro en tu blog es un deleite y por mi falta de tiempo,me he leido las cuatro ultimas entradas,
ResponderEliminartodas insuperable besos..........