Es dificil mirarte en el espejo, mirarte a los ojos y al mismo tiempo decirte y preguntarte cosas.
A veces, éstas cosas no te las quieres o no te las puedes contestar.
Todo comenzó buscándome "el lado bueno", algo que nunca me preocupó, pero debido a los kilos, que se ván acumulando como los años, en este cuerpo serrano, me veo en las fotos y no me reconozco.
La ansiedad y el extrés me producen hambre, parece que el cuerpo se pone de acuerdo y en consenso escogen al estómago para vengarse de mí por lo mucho que lo martirizo y el estómago, más obediente de lo que nunca lo fueron mis propias hijas, se rebela contra mí y le manda al cerebro señales de humo con un contenido lleno de odio, en el que sólo exite una palabra: ¡DULCES!.
El cerebro, cansado y bajo en la autoestima, escucha al pequeño demonio rojo que insistentemente le dice al oido: ¡come dulces, come dulces! y el debil ángel de la cordura, tan mono él y tan humilde, queda anulado como unos zapatos pasados de temporada.
Y así, voy acumulando años y kilos hasta parecer una escultura del señor Botero. Ya no tengo edad para ser un cuadro de Rubens, ní llego a ser el muñeco de Michelín, pero...
Lo cierto es que, aunque intento bromear con el asunto, la cosa no tiene ninguna gracia y, además atenta contra mi salud.
Me he propuesto cambiar la actitud, y mandar al infierno al diablillo rojo de la ansiedad y la gula. El sacrificio se lo ofrezco a S. Judas Tadeo, Patrón de las causas imposibles, para que me dé fuerza de voluntad.
Y, mirándome en el espejo, como os digo, recordé un ejercicio que hicimos dedicado a las relaciones humanas dentro del curso de Auxiliar en Geriatría. El ejercicio consistía en sentarnos en el centro de un círculo formado éste por las demás compañeras y frente a un espejo. Cada una de éllas te íba haciendo una pregunta y tu debías contestarla mirándote a los ojos. Parece facil ¿eh?, pués no lo es, para nada. Depende del tipo de pregunta, pero se trata de que séa un poco comprometidas para la persona que está frente al espejo. Aparentemente sencillas, pero interiormente duras.
Bueno, pués recordado el ejercicio de marras me he preguntado algunas cosillas y... si eres sincera y te miras a los ojos, cuesta un poco.
"NADIE ES MÁS SORDO QUE EL QUE NO QUIERE OIR, NÍ MÁS CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER"
Medio mundo no come por no engordar y el otro medio se muere por no comer, me sobran por lo menos 10 kilitos pero que le vamos hacer, los dulces no los perdonos, conmigo no funciona lo de S. Judas Tadeo espero que contigo si, un saludo.
ResponderEliminarCuanta razón tienes, Mamé, pero hemos nacido en ésta parte, donde los lujos son necesidades, de ahí lo de mirarme a los ojos en el espejo.
ResponderEliminarMi querida tortuguita, te entiendo tanto. El tema de la gordura es una excusa que nos hacemos cuando nos encontramos mal con nosotras, con la vida o con los que nos rodean, piensalo. Hace unos años, en una etapa de muy baja autoestima me ensañaron, como tu dices, que lo primero que hay que hacer es aprender a mirarse a los ojos al espejo y ser capaces de mantenerse uno mismo la mirada...a mi me costo muchos días.
ResponderEliminarTortuguita, si te animas, escríbeme al mail de mi blog que me gustaría poderte escribirte y comentarte cosas...¿vale?
Animo amiga, los kilos...kilos son, van y vienen.
Besitos.
http://jose-serrania.blogspot.com/2011/04/reir-un-poco.html
ResponderEliminarPorfa tortu, entra ahí, y comprenderás porque te lo digo.
Besos
Ufff, como te entiendo, la ansiedad la tengo a montones y los kilos no me faltan.
ResponderEliminarUn beso
Terrible pero cierto, además, aunque no comamos demasiados dulces, a determinada edad engordamos igual ¡qué horror! Porque engordar porque uno no se priva de ninguna comida, vaya y pase, pero engoradar "del aire", es doblemente frustrante :))
ResponderEliminarYa sé que no tiene nada de gracia, mis kilos de más no tienen humor, pero yo trato de ponérselo, si no, sería vía libre a la depresión y entonces el horror sería cien veces peor.
Me encantó tu entrada, Tortu.
Besotes.
Es un verdadero embole esto de la gordura. Probá con aurículoterapia, o acupuntura; te pinchan las orejas y se supone que te quitan el hambre comiendo crema, chocolate sin azucar... este... tocino, huevos, o sea todo lo que en otra dieta no se permite.
ResponderEliminarDa para un mes o dos porque te estalla el higado, eso si, pero quien te quita lo bailado??
Besos, guapa!!
Haber querida Tortuga: Yo no tengo ese problema, yo tengo un cuerpo serrano, de pata negra, un pelo morenazo (seguro que está por ahí arriba)los demas son albinos y una barriguita, que pedazo de barriguita,con un abdominal que ya lo quisiera el Ronaldo ese. Y cuando me miro al espejo me digo eso de !pero que pinta de .... tienes! (los puntos suspensivos los rellenos cada día.
ResponderEliminarBueno, me tomaré una cervecita que es muy bueno para mi "perfecta cintura".
Tengo una opinión, ultimamente me pruebo todo lo que me pruebo y me queda fatal y engordo con el aire. Me gusta comer, pero comiendo como persona normal engordo el doble. Creo que el probleme es precisamente la obsesión, vivir pensando en el tema. Hay que intentar llevar una dieta equilibrada y dejarse de pensar en eso y sobre todo, cuidado, que ultimamente se lleva el ultramega delgadísmo atomico, y nos hacen compararnos con tallas ridículas. Para llegar a eso no hay que comer. Nada. Y a mi disculpame, comer me gusta y no comer no me parece sano. Al otro lado del espejo estás tu, sin más, única en tooooodo el universo, tu mejor amiga, la que te acompaña desde siempre. Si te gusta verla un poquito mas delgada no lo pienses, decile que coma más verdura y sobre todo que piense en otra cosa, que no se obsecione. No soy nadie para dar consejos pero odio sentirme así, lo describes muy bien además, no me gusta "no gustarme" es injusto conmigo misma. Somos únicas, vamos a vivir un tiempo limitado, ¡¡tanto pensar en la imagen es insano!!!! Y cuando te mirás a los ojos que ves? Porque los ojos no engordan, seguro que ahí están los mismos ojos de siempre, que te miran con ternura. Tenemos que querernos más. Eso pienso.
ResponderEliminarUn abrazo grande Tortuguita, no te conozco pero seguro que estás buenísima.
A mí me sobran un montón de kilos, tortuga. Me miro al espejo y me veo gordo y no es por anorexia, no.
ResponderEliminarEstoy intentando adelgazar pero me cuesta. Dejé de fumar en noviembre y el picoteo es una cosa que se hace un vicio.
Te entiendo, tortuga pero no hay que mortificarse. Solamente hay que intentarlo y procurar caer en las tentaciones dilces o saladas lo menos posible.
Ya te contaré pero veo que se acerca el verano y no bajo de talla.
Un abrazo de Mos desde mi orilla.
Hola Tortuga, conozco bien a ese pequeño demonio que no hace más que tentar, que si chocolate, que unas pastitas, que pasteles....
ResponderEliminarDecidí dejar de comprar dulces pero ese demonio rojo les dice al oído a mis amistades incluida mi pareja que me los compren. Y una es debil, muy debil, ¿qué le vamos a hacer? :)
Besos!