¡SOLA EN CASA!

Sola en casa , ¡es tan dificil que se dé esta situación!, ¿qué hago? tengo tanta necesidad de estar sola, aunque sólo séa un horita, no pido tanto, ¡una horita!. Acabo de llegar de ver a mi madre, de estar un ratito con élla y con mi padre. (Le dió un infarto cerebral a mediados de julio, para los que no lo sepan, que ya hice la crónica en su momento) bueno, a lo que voy, que vengo de allí y por el camino me vengo riendo de las cosas que se le ocurren. Hubo un momento en el que temimos que no traspasara el umbral de la conciencia y se quedara en un mundo perdido, dentro de un universo desconocido para nosotros y que no encontrara el camino de vuelta, pero afortunadamente, no fué así y volvió. No está en nuestro mundo todo el tiempo, pero está en los de "Yupi"y tiene unos puntos muy graciosos, por ejemplo: como le había crecido el pelo, bastante, en éste tiempo, llamé a mi amiga María, que es peluquera, para que le cortara el pelo y vino y le lavamos la cabeza, ¡un "chou"!, porque se ha quedado paralizada del lado izquierdo, pero nos lo tomamos con humor, para que no caiga en depresión, le cortamos el pelo y se quedó tan a gusto que al día siguiente me dijo:- mañana, me lavais otra cabeza-, digo yo:- ¿cuantas cabezas tienes?, se toca , con la mano buena y dice:- no sé cuantas tengo, pero cada día me vais lavando una hasta que me las laveis todas y luego volveis a empezar de nuevo.
Yo me pregunto: ¿no sería fantástico, tener una cabeza para cada cosa?, porque ¡hay que ver todo lo que llega a entrar en una sóla!. Y dicho ésto, que me apetecía contarlo, porque alguien me ha dicho que mi blog es muy triste, a ver si os he hecho , al menos, sonreir un poquito, voy a iros visitando uno a uno, ¡hasta que venga alguien y me estropée el cotarro!. A ver si aprendo a subir fotos y amenizo un poco ésto. De todas formas lo que cuento es la vida y la vida, de alegre, tiene más bién poquito,¿o es sólo la mía?. Bueno, prometo ser más divertida, aunque no dejaré de meter mis cuñitas realistas de la historia profunda, que, por suerte o por desgracia, me tocó vivir.